Coworkings, workations ¿y qué más? Los profesionales se han unido frente a la crisis económica, desarrollando nuevas formas de trabajar y compartir experiencias. Barcelona con su cientos de espacios se está consolidando como una de las capitales europeas de esta revolución de los trabajadores 2.0
“Un domingo paseando por la calle vimos este local, donde acababan de poner el cartel Se alquila y que nos gustaba desde hace mucho tiempo”. Así los dos franceses Carole Touati y Axel Ruis empezaron sus Coco Coffice, un coworking café en el centro de Barcelona.
Parece el principio de una comedia francesa, donde todo comienza con una atmósfera en tonos pastel. La misma atmósfera que se encuentra cuando entras en Coco Coffice.
El local, en el barrio de San Antoni, estaba cerrado desde hacía más de un año cuando la pareja lo encontró. El entusiasmo ha estado presente desde el principio, lo vieron, les gustó y llamaron. Al día siguiente ya estaba todo listo para empezar su proyecto.
Es una historia de coraje y empresariado que simboliza el nuevo resurgir laboral representado por los coworking y los nuevos espacios donde se comparten conocimientos. Los autónomos y los profesionales han hecho frente a la crisis económica armándose de creatividad e ingenio para crear nuevas oportunidades de empleo y redefinir el mercado a partir de los mismos espacios de trabajo: las oficinas.
El concepto de coworking nació en los Estados Unidos al final de los años noventa en San Francisco, definiendo los espacios comunes donde profesionales independientes trabajaban uno al lado del otro. A partir del 2005 se empezó a utilizar la palabra coworking para definir espacios principalmente para compartir los gastos. Hoy en día el concepto va creciendo, por lo que se puede encontrar multitud de formatos diferentes, como cooperativas, aceleradoras y cafés.
“La idea nació hace un año, cuando Carole estuvo en París en una feria. Buscaba allí un sitio donde trabajar y descubrió un coworking café. Este concepto existe en Paris ya desde hace un par de años y descubrió que antes ya estaban algunos en Canadá, Australia y California” cuenta Axel Ruis. El espacio que han creado se puede describir en una sola palabra: acogedor. Este es el primer aspecto novedoso de este tipo de espacio respecto a la oficina tradicional porque “si haces lo mismo con un lugar pintado de blanco y con mesas típicas de oficina no vas a obtener los mismos resultados, es evidente” – comenta la pareja. Aquí la gente se respeta mutuamente, explica Axel Ruis y el hecho de poder gestionar tu propio tiempo mientras que tomas un té con tu vecino de mesa ayuda los freelances no solamente en acabar sus tareas, sino también en crear una comunidad que no se puede encontrar trabajando desde casa.
“Hay empresas que solamente trabajan con empleados en remoto, que están en su casa o que les pagan espacios de coworking. Lo de trabajar cada día y coger el tren se va a desestructurar. Es el futuro ¿no?” dice el fundador de Coco Coffice. Ya es una realidad que existen empresas que están cambiando la estructura de sus oficinas, sobre todo en los sectores informático, tecnológico y de los servicios a las empresas. Las pequeñas y medianas empresas son las que más reciben el mayor impacto en este nuevo sistema. De hecho, la red no es central sólo para los trabajadores por cuenta propia. Examinando las conexiones entre los coworking y las redes a su alrededor se nota que poco a poco se van creando colaboraciones entre diferentes actores sociales. Como los pasteles sugar-free del buffet de Coco Coffice, hechos por una coworker Sueca que va allí cada semana, o como el café que sirven (Nomad Coffee) que es un negocio local. “Eso nos importa: colaborar con gente local, que está a nuestro lado” explica Axel Ruis.
Networking y flexibilidad son las dos cosas que gustan más a los autónomos, según la experiencia de Axel y Carole. Flexibilidad, es una palabra que hoy llama mucho la atención. Por un lado la demanda de flexibilidad parece ser uno de los problemas de la industria del trabajo actual, pero al mismo tiempo se ha convertido para los autónomos en la clave para poder añadir un elemento de improvisación y colaboración, compartiendo hasta la práctica diaria del trabajo, lo cual va cambiando sus formas.
Como los digital nomads, que han hecho de la flexibilidad su estilo de vida. Los nómadas digitales son personas que han basado su vida en una mezcla entre trabajo y viajes. Normalmente trabajan con las nuevas profesiones digitales como blogs, comunicación o diseño gráfico. Se mueven sobre todo entre el sureste asiático, América latina y Europa del sur, persiguiendo el buen clima y el buen vivir.
Los digital nomads figuran entre los clientes de Coworkation. Stuart Jones, australiano afincado en Barcelona y fundador de la empresa, explica que lo que hizo ha sido llevar de viaje el coworking. “Anteriormente trabajaba en el sector de las agencias de viajes y he viajado mucho en los últimos 15 años mientras que seguía trabajando en diferentes localidades. Llegando desde este background ha sido natural para mí mezclar este tipo de proyectos con el coworking”. Las workations se realizan en lugares que sirvan de inspiración para sus participantes. Algunos destinos pueden ir desde Bali, Tailandia o Costa Rica hasta Mallorca y los alrededores rurales de Barcelona. La idea es que los trabajadores puedan disfrutar de un ambiente totalmente diferente de lo habitual, buscando inspiración no solamente en workshops sobre estrategias empresariales, sino también en ejercicios de meditación y desarrollo personal. “La vida puede ser mejor si empiezas a hacer cosas diferentes y a ser un poco más aventurero” dice Stuart Jones, porque “si sigues cada día la misma rutina, acabarás siempre con los mismos resultados”. Lo que van buscando los trabajadores durante estos viajes es la sinergia, la oportunidad de crear nuevas conexiones e intercambios. Exactamente lo mismo que en un cualquier coworking.
Sinergia e intercambio. Dos ingredientes centrales de la herramienta del coworking, como la define Jordi Silvente presidente de Cowocat y Cowocat Rural, la red de los coworking de Cataluña. Sinergia entre trabajadores y entre la ciudad y su entorno. “Los coworking rurales no son coworking especificadamente de retiro rural. Se refiere al concepto que puede ser útil como herramienta dinamizadora, tanto económica como laboral y territorial” explica Jordi Silvente. Los coworkings y sus redes pueden funcionar como herramientas de unión entre el centro y la periferia. Un reto al que los profesionales se van a enfrentar en la actualidad ya que la masa de personas a las afueras de los centros urbanos es poca, y ahora que los que se han ido del espacio rural para estudiar y profesionalizarse están volviendo con la voluntad de seguir aplicando sus conocimientos para dinamizar su entorno social.
De esta forma la competitividad también va asumiendo un valor diferente: las pequeñas y medianas empresas y los coworking colaboran entre ellos, rompen barreras y enseñan que las cosas se pueden hacer de manera diferente. Compitiendo contra la gran empresa. ¿Es esta la versión 2.0 de David y Goliat?
Firmado: Ilaria Lorio Albarin