Ponentes
- J.M. Churtichaga
- Serena Borghero
- Sara Ouass
Moderador
- Edgar González
El diseño de un espacio físico de trabajo puede tener una influencia determinante en que se produzca mayor o menor interacción entre las personas que allí realicen su actividad diaria. En la tercera mesa de coworking Spain Conference se habló de esta influencia y de los aspectos que el arquitecto que diseña una oficina de coworking ha de tener en cuenta a la hora de distribuir las distintas áreas que conformarán el espacio. Moderada por el arquitecto Edgarg González, editor en jefe de www.edgargonzalez.com, contó con las presentaciones de Serena Borghero directora de Marketing de Steelcase, líder mundial en mobiliario de oficina; José María Churtichaga, autor del Hub Madrid y Hub Next, espacios diseñados para la innovación, estimular el talento y el emprendimiento; y Sara Ouass, ganadora del concurso de CoWorking Building (CoB) Madrid 2012.
Tras compartir un vídeo introductorio sobre los problemas a los que se enfrentan muchos autónomos a la hora de encontrar el espacio de trabajo más adecuado para ellos, Serena Borghero inició su presentación comentando algunos ejemplos de espacios de trabajo en distintos países del mundo, señalando las semejanzas entre oficinas tradicionales, despachos compartidos y espacios de coworking. Aunque cada país y cultura tiene sus peculiaridades, detrás de cada espacio siempre hay personas y éstas muchas veces tienen más puntos en común según sus intereses que según su nacionalidad. Por ello podemos encontrar una serie de semejanzas entre los espacios diseñados para una mayor interacción, concebidos por los arquitectos como herramientas estratégicas para compartir y conectar. Básicamente en los espacios de coworking deben existir puestos de trabajo, un área para el café, cocina y algunas salas de reuniones: sin embargo éstos sólo constituyen el punto de partida. Hay más peculiaridades que no se deben dejar pasar por alto, como las necesidades tecnológicas o la existencia de áreas de colaboración que se pueden usar para una sesión de brainstorming y espacios de cocreación.
Si bien la dinámica para diseñar un espacio determinado es distinta en cada caso, el resultado depende de tres factores principalmente: La identidad de tu organización, el país en el que estás y la industria en la que desarrollas tu actividad. Otros aspectos como el número de espacios destinados al trabajo individual en relación a los que se destinarán al trabajo en grupo, las necesidades tecnológicas o la frecuencia con la que necesitarás interactuar tienen mucha importancia.
Como conclusión hay cinco principios a tener en cuenta en el espacio de coworking que son válidos para todas las organizaciones:
1. Optimizar el espacio (coste).
2. Aumentar colaboración entre las personas
3. Captar y retener a los mejores profesionales.
4. Propiciar que se sientan bien para que trabajen mejor
5. Otorgar relevancia a la marca
Siguiendo este planteamiento, José María Churtichaga habló de la intencionalidad del diseñador: que a través de la arquitectura debemos intentar crear la atmósfera de trabajo que buscamos. Y esto es lo que el arquitecto ha de tener en cuenta al crear un espacio de coworking: “No se trata sólo de concebir algo atractivo, sino de que fomente una actitud”, explicaba. El coworking permite que profesionales de industrias distintas compartan un espacio de trabajo dónde se fomenta la colaboración. La concepción de dificultad y peligro, la importancia de abandonar esa idea tradicional de confort resultará clave, según el José María en el territorio en el que nos moveremos en las próximas décadas, y constituye un nuevo paradigma de pensamiento en casi todos los sentidos.
Para José María hay 7 claves en el diseño de un espacio de coworking:
- 1. La importancia del conocimientos o colectivo. Cuanto mayor densidad se consiga mas eficaces serán los choques entre los profesionales.
2. Cambio de actitud: el espacio debe propiciar un cambio de actitud para fomentar la porosidad en las relaciones.
3. Espacio catalizador, en el que se producen “encuentros”. El trabajo vuelve a estar totalmente implicado en nuestra vida.
4. Proporcionar privacidad: con salas que te permitan aislarte si lo necesitas.
5. Espíritu de comunidad. Más allá fe que el espacio sea atractivo debe generar una atmósfera. No debe de estar definido, pero el sentimiento de pertenecer a un todo dentro de la diversidad es absolutamente trascendental.
6. El espacio ha de ser una estructura prevista para el imprevisto. Un espacio de coworking ha de ser erróneo en cierto modo.
7. La emoción. Es necesario que produzca emociones en las personas. Sin ello no generaremos ninguna actitud de coworking.
La última intervención fue la de Sara Ouass, que señaló la importancia de las personas en la construcción de los espacios de trabajo: el diseñador puede prever cómo va a funcionar un espacio pero las personas también influirán en la configuración final de éste.
Así, los pilares que configuran los espacios y la distancia que hay entre ellos puede inspirarse en la distancia que las personas suelen tener unas con otras. Además, Sara señaló la dimensión psicológica de esta distancia: “Yo puedo percibir un espacio como pequeño mientras que otra persona puede percibir el mismo espacio como algo más amplio”, explicó. Este concepto de “percepción variable” lo vemos en distintos proyectos y es fundamental para que el lugar resultante sea óptimo para las funciones que se desempeñarán en él. Además, destacó la importancia del aspecto energético de este tipo de edificaciones, poniendo como ejemplo que los pilares puedan ser conectores de agua o conectores solares de energía geotérmica.
El teletrabajo también forma parte del ideario del coworker como una fórmula que posibilita la independencia y libertad. Por ello, Sara señaló la conveniencia de que los espacios estén concebidos pequeña escala, originando un aumento del recorrido cuando vas de un lugar a otro. Y es que el trazo adecuado de estos “recorridos” es una de las piezas clave para fomentar la interacción entre los individuos. Lo más importante es la flexibilidad y que puedan darse distintas situaciones y que sea un sitio abierto al cambio.
Es cierto que el espacio quizá ha sido infravalorado, pero cada vez se considera como un factor fundamental para inspirar y crear energía e ilusión. En definitiva, una herramienta clave para favorecer la interacción; conectar y compartir.