14/5/2014

Mesa 1: Coworking, el comienzo de la economía colaborativa

Por coworkingspain

La sociedad colaborativa fue el tema abordado en la primera mesa de Coworking Spain Conference 2014. Moderada por Marcus Hurst, fundador de Yorokobu, reunió a Luis Tamayo, sociólogo experto en economía colaborativa, Patricia de Llano, ingeniera en telecomunicaciones e impulsora de la "sharing economy" desde Near Me, plataforma online que permite crear empresas basadas en el principio de economía de intercambio, e Ignasi Alcalde, consultor docente en Universitat Oberta de Catalunya e impulsor y dinamizador de la plataforma de colaboración y talento COtalent con la misión de compartir contactos y conocimiento para dinamizar determinados colectivos profesionales, educativos y empresariales. A lo largo de la conversación, los tres ponentes explicaron de qué forma consideran que la economía colaborativa está cambiando el mundo tal y como lo conocemos. 
En su intervención, Luis Tamayo destacó el cariz "P2P" de este modelo, basado en la relación entre particulares, y que ha despertado el interés de autoridades, sectores tradicionales y medios de comunicación. Y es que más allá de los vacíos legales y el interés de las Administraciones en involucrarse en estas actividades y aplicarles medidas impositivas, las iniciativas colaborativas han resultado ciertamente incómodas para algunos sectores tradicionales que han visto su modelo de negocio "afectado" (especialmente sectores como el alojamiento o el transporte)  por esta nueva forma de entender el consumo y la economía.
Patricia de Llano, que desarrolla su actividad en Estados Unidos, indicó la actitud distinta que encuentran por parte de las autoridades ante lo que ya se considera un movimiento imparable: el entusiasmo y la confusión conviven, si bien las autoridades parecen más dispuestas a colaborar. Y es que la economía colaborativa tiene beneficios no sólo económicos: sino sociales y culturales, y sobre todo relacionados con la sostenibilidad, como es el caso de los coches. ¿Qué exige por parte del usuario? Confianza y un cambio de mentalidad: ahora lo importante no es la posesión del bien, sino el acceso a éste. A tenor del ahorro que supone para el bolsillo del consumidor, sería lógico pensar de que se trata de una tendencia resultado directo de la crisis, tras la que el individualismo extremo volvería, pero lo cierto es que no es así. Sin duda la nueva experiencia de compra del consumidor ha repercutido de forma determinante en el crecimiento exponencial del consumo colaborativo. En palabras de Luis Tamayo este modelo económico nos permite "volver a consumir con gusto" y alejarnos de la connotación negativa que se atribuía al consumo. Y es que para el sociólogo, la forma en la que consumes también es un indicador de cómo piensas, cómo ves el mundo y qué tipo de sociedad deseas. Por otro lado, alejada del consumo masivo, la economía que plantea el modelo colaborativo es realmente eficiente. "En Estados Unidos las herramientas de bricolaje que todo el mundo necesita en un momento determinado se utilizan 3 minutos a año, ¿qué sentido tiene por lo tanto invertir dinero en un instrumento que apenas usarás, cuando podrías compartirlo?", se preguntaba Patricia de Llano.
Ante la expansión de una corriente es lógico preguntarse hasta cuando permanecerá fiel a su naturaleza: esta fue una cuestión que Marcus Hust quiso plantear a los participantes en la conferencia, sobre todo ante el éxito de algunas empresas del sector que han cobrado gran fuerza, siendo realmente potentes, y por lo tanto, más "ricas", como puede ser el caso de Airbnb  o Blablacar. Una evolución que Patricia de Llano no percibe como amenaza, ya que la destrucción de la comunidad creada por estas empresas sería su fin "Abandonarlas es tan sencillo como cambiar de plataforma", afirmó. Y es que los valores asociados a este modelo tienen tanto peso, que si las empresas los descuidasen, incrementando precios, por ejemplo, estarían escribiendo su epitafio. Como en el caso de las redes sociales, nada es definitivo, explicaba Luis Tamayo, ya que puedes estar en una, en varias, o puede que una sea la más potente hoy y en un abrir y cerrar de ojos sea desplazada.
Ligados a esta nueva mentalidad surgen valores que influyen en nuestra forma de entender el trabajo, el desarrollo personal y la formación, un aspecto que Ignasi Alcalde destacó en su intervención, señalando que "la moneda del siglo XXI no es la información, sino el conocimiento que está en las personas, en su experiencia vital y profesional”. Hoy en día, un título académico ya no es definitivo: ésta es una sociedad cambiante en la que el conocimiento debe renovarse y fluir para no quedarse obsoleto; interactuar es una forma de preservarlo. Esta tendencia colaborativa aplicada al proceso de aprendizaje constituye la génesis de la plataforma COtalent, en la que se busca aunar, compartir e intercambiar conocimiento, siempre acorde a los parámetros de transparencia y confianza. Ante estos valores, es lógico pensar que el dinero deje de ser el único fin.
La adquisición del conocimiento fruto de cada proceso se convierte en una recompensa tan inspiradora como motivadora; en una parte esencial de un nuevo paradigma social orientado hacia fomentar una la mentalidad colectiva en detrimento del feroz individualismo que ha prevalecido durante décadas.