La evolución de los centros de negocio hacia al concepto de coworking va de la mano del cambio del perfil del cliente y sus necesidades. Mientras que los centros de negocio nacieron con un perfil más corporativo, enfocado a ejecutivos y a empresas que querían ver solucionados sus problemas habituales de logística, sin tener que dedicarle prácticamente tiempo; los espacios de coworking comienzan de la mano de los emprendedores más independientes y con una serie de servicios más sencillos.
Con la llegada de los nómadas digitales y el teletrabajo, junto con el impulso de la figura del freelance, el sentimiento de pertenencia se resquebraja y la necesidad de formar parte de una comunidad se hace más necesaria que nunca. Se buscan espacios que sean flexibles en cuanto a horarios o servicios pero, sobre todo, que sean capaces de captar el pulso vital de los profesionales que lo habitan.
El concepto de comunidad no sólo se articula en torno a las actividades de ocio, sino en maximizar el potencial de cada idea y de cada proyecto desde la colaboración. Es así como los coworking comienzan a incorporar empresas e instituciones a sus espacios y cómo los centros de negocio crecen con la energía del emprendedor.
Actualmente vivimos una situación en el que ambos conceptos van convergiendo en la medida en la que son conscientes de cuidar los valores de comunidad y tener una visión más inclusiva a la hora de adaptar sus espacios y sus servicios. El proceso de sinergia entre la figura del emprendedor o de la start-up, con pequeñas y medianas empresas o incluso con instituciones, nace también de ese networking, que se produce al fomentar la colaboración y la comunidad.
Por nuestra parte hemos podido ver una evolución en el perfil de cliente que solicitaba nuestros espacios vinculado a nuestra evolución hacia el coworking, pero también a nuestra ubicación geográfica. Cada vez es más difícil acercarse al centro de la ciudades y aquellos espacios que puedan dar servicio a otras zonas urbanas son más valorados por los usuarios.
Por otro lado, el crecimiento de las ciudades ha hecho que centros de negocios que antes quedaban en las afueras, ahora estén situados en puntos clave entre grandes núcleos de población. La ventaja de evitar los atascos y los largos trayectos en transporte público, evitar las masificaciones y estar prácticamente al lado de casa, están atrayendo nuevos usuarios que tienen que ver con el perfil ejecutivo tradicional.
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