Marta García es Business Strategist en Cloud Coworking desde 2016. Colaboradora académica de Industrias Culturales en ESADE. Cloud cuenta con 3 centros y más de 350 miembros. Actualmente gestiona la estrategia de vinculación con corporaciones y la oferta de service offices.
Desde su aparición, el coworking parecía llevar implícito un formato y una vocación que marcaba la tajante diferencia con el alquiler de oficinas tradicional o con los centros de negocio. Pero, como en el caso de cualquier sector de actividad, son los actores que participan en la escena laboral los que acaban definiendo y redefiniendo la historia y el formato. Es inevitable que surjan nuevas tendencias y retos que exijan una reinvención o adaptación. De todo ello habló Marta Gracia, a través de la historia de Cloud Coworking, un espacio de coworking joven que ejemplifica el éxito como fruto del compromiso de un equipo humano con los valores del coworking, pero también, como fruto de una actitud abierta hacia las nuevas tendencias del mercado.
El proyecto de Cloud Coworking fue fruto, como en la mayoría de los casos de centros de coworking, de una pasión y un compromiso. El objetivo era crear un espacio de trabajo con una atmósfera luminosa e inspiradora que mejorase la experiencia de trabajo del cloudworker. Para ello, se apoyaban en un diseño innovador, abierto y funcional, con un predominio de zonas comunes cómodas, que favoreciesen las relaciones humanas, y que ellos consideraron los “pulmones”, y terrazas que representasen esa sensación de apertura y libertad. Además, en lo que al espacio físico se refiere, ha habido más elementos determinantes: la localización (ubicaciones céntricas y atractivas de Barcelona) y el predominio de la luz natural, que favorece una atmósfera de trabajo saludable y positiva, y se convierte en un sello de identidad del espacio.
Aparte del diseño y los valores que han inspirado las aperturas de los distintos centros que Cloud tiene en Barcelona (un total de cuatro hasta la fecha), la evolución de Cloud Coworking como “marca” ha estado y está indisolublemente ligada a su comunidad y también a las demandas del mercado. Un ejemplo es el centro de San Antoni, inicialmente ideado como un Premium y en la actualidad dedicado completamente a ofrecer el espacio como servicio (Space as a Service) a la empresa Airbnb. Pero su actitud flexible y abierta a las nuevas tendencias está en todos sus centros, y ha sido clave en su crecimiento. Su éxito no es casual: detectar y analizar los perfiles de cloudworkers basándose en su experiencia en sus algo más de dos años de historia, les ha servido para adaptar y preparar su oferta de servicios a las posibles demandas del mercado, siendo flexibles a la hora de replantearse cuál sería el foco de su negocio. Marta García habló de estos 5 perfiles principales de cloudworkers, y de la evolución de éstos en su comunidad entre 2015 y 2018: freelancers, equipos de trabajo o empresas (pequeños, medianos y grandes) y nómadas digitales. El predominio de unos en relación a otros, así como los ingresos generados ofrecen una clara visión de la evolución del modelo de negocio y donde se pueden situar las propuestas más rentables:
Freelancers: En 2015, constituían el porcentaje mayor de coworkers (45%) si bien su presencia ha ido decreciendo hasta constituir un 15% de los coworkers de Cloud en la actualidad. Consecuentemente, los ingresos procedentes de este grupo (que ya no es el más rentable para el espacio) también pasaron de un 40% en 2015, a un 10% en 2018.
Nómadas digitales: Su presencia es más modesta y su rentabilidad parece también menor. En 2016 los nómadas digitales representaron un 5% de los cloudworkers, generando el 3% de los ingresos; en 2017 llegan al 7% generando el 5%, y en la actualidad están en el 3%, generando el 1%. En la actualidad, son menos numerosos y menos rentables para el espacio que el resto de perfiles.
Small teams: También suponían un grupo “jugoso” en 2015, siendo el 45% del total y generando un 40% de los ingresos. No obstante, su evolución ha sido algo distinta a la de los freelancers: después de experimentar un crecimiento en 2016 (pasaron a ser un 50% de los miembros en detrimento de los freelancers, y a generar un 52% de los ingresos), en 2017 iniciaron una tendencia descendiente (37% de los puestos y también de los ingresos), siendo un 30% de la comunidad en la actualidad y generando el 23% de los ingresos.
Medium teams: Los equipos de trabajo medianos han experimentado un crecimiento constante, que se ha notado especialmente en el último año. Así, en 2015 y 2016 representaban un 10% del total, generando ingresos del 20% y el 18% respectivamente. En los años siguientes crecieron hasta representar en 2018 el 27% de los miembros y generar un 35% de los beneficios, lo que es un indicador de la mayor rentabilidad de estos perfiles frente a freelancers, nómadas digitales o small teams.
Large teams: Hasta 2016, los equipos de trabajo grandes no han tenido presencia en Cloud. Sin embargo, su crecimiento desde entonces resulta notable: de un 5% en 2016, que generaba un 8% de los ingresos, han pasado a un 25% que genera un 30% de los ingresos.
A la luz de estas cifras, y tomando el caso de Cloud Coworking como ejemplo, los equipos o empresas son más rentables y generan más negocio para los espacios. Una imagen que es reflejo de una de las nuevas tendencias del coworking y que, aunque puede desligarse de su idiosincrasia original, constituye uno de los caminos de mayor rentabilidad para los centros: Space as a Service.
Space as a Service (SaaS)
Las necesidades de los cloudworkers han hecho evolucionar a Cloud en una dirección determinada que en algunos casos les ha alejado del “coworking tradicional” para llevar a la empresa a ofrecer el espacio como servicio. En su haber cuentan con clientes como Pepsico, Mytaxi, Booking.com, Daimler o Airbnb.
En estos casos, el cliente pide un espacio privado y un servicio personalizado a cambio de una tarifa plana. Cada caso debe estudiarse detenidamente, ya que suelen exigir una inversión previa mayor que la de otros clientes. El caso más representativo lo encontramos en su espacio de San Antoni, adaptado, ideado y ajustado a las necesidades de la empresa cliente: Airbnb. Si bien la dinámica de trabajo se aleja del alquiler de oficinas tradicional, el escenario parece alejarse del planteamiento de coworking inicial, pero no se trata de algo incompatible, sino más bien de una actividad complementaria que puede ser de interés para algunos espacios, especialmente en el caso de players con gran tamaño o vocación de crecimiento, como Cloud Coworking. ¿Será esta una de las direcciones que el coworking tomará? Todo parece indicar que sí. Pero, como siempre, habrá que esperar para verlo.