Antonio González, director estratégico de Impact Hub, Madrid. Con una larga trayectoria vinculada a proyectos de innovación y transformación organizacional y social en diversos sectores (banca, telecomunicaciones, internet, salud...) en el ámbito corporativo, tercer sector y emprendimiento. Licenciado en Psicología, le apasiona el cambio y la innovación, las personas y la tecnología, conectar y apoyar a personas y proyectos con valores y vocación de impacto que contribuyan a un futuro mejor en este momento de cambio sistémico que vivimos.
¿Un sector de actividad? ¿Una versión innovadora de los antiguos centros de negocio? ¿Una nueva forma de entender el trabajo? El coworking encierra muchas definiciones, y en su desarrollo y evolución, muta y se adapta a los nuevos entornos laborales y herramientas tecnológicas. Para comprender el valor esencial y proyección de este sector, debemos poner nuestra atención en la influencia que está teniendo en los ámbitos empresarial, social y económico. Antonio González, director estratégico de Impact Hub Madrid, abrió las presentaciones de Coworking Spain Conference 2018 con un análisis sobre el coworking, su evolución y el impacto que éste parece haber tenido social y económicamente y, sobre todo, pude llegar a tener.
Nuevos movimientos: ¿sigue siendo coworking?
Desde 2012 se han ido definiendo las reglas de juego del coworking, y hemos asistido una evolución marcada por 6 movimientos principales que encontramos operando y definiendo el sector:
1. Sostenibilidad: Crece el número de espacios que funcionan, que han conseguido generar una marca y que son rentables como “negocio”, lo que refleja que estamos ante un sector de actividad real, estable y con proyección. O lo que es lo mismo: el coworking no es una moda pasajera.
2. Business centers: Desde su aparición, se ha hecho un gran hincapié en marcar las diferencias “esenciales” entre los espacios de coworking (orientados a la colaboración y las sinergias entre los coworkers) y los tradicionales centros de negocio (acogen profesionales y empresas que comparten un inmueble sin crear por ello necesariamente una comunidad). Sin embargo, curiosamente y en una actitud de apertura hacia el cambio, los centros de negocio han virado para apuntar hacia el coworking, mostrando su voluntad para encajar en la que parece ser el inicio de una nueva era de las relaciones laborales. Por ello, cada vez más centros de coworking los tienen en cuenta, tendiendo puentes y generando nuevas vías de colaboración; ambos movimientos empiezan a converger.
3. Crecimiento: Son varios los centros de coworking que han experimentado un crecimiento orgánico cuanto menos llamativo, siendo sin duda el Impact Hub uno de los buques insignia del movimiento dentro y fuera de nuestro país. Pero no es el único caso, e iniciativas de distinto tamaño también han crecido diversificando su presencia física. A través de la búsqueda de colaboraciones, socios y partners, los gestores de espacios han podido escalar la potencia de sus centros.
4. Inmobiliarias: He aquí unos actores que han irrumpido con fuerza y parecen dispuestos a jugar un importante papel en el futuro del coworking. Es una realidad: el sector inmobiliario ha detectado en el coworking un ámbito de negocio interesante, demostrando su interés a través de las adquisiciones de espacios.
5. Multinacionales: Proliferan las grandes compañías que, dado su interés en innovar y renovarse en lo referente a gestión de equipos y recursos humanos, dirigen su mirada a este tipo de iniciativas por su potencial innovador.
6. Concentración: Notable y especialmente previsibles en el caso de entidades que vienen de fuera, y que puedan adquirir centros de coworking y desarrollar un ADN único para los distintos centros al asociarse.
Todos estos movimientos funcionan como palancas en la evolución del coworking, y ponen de manifiesto un cambio disruptivo. No obstante, tecnología, colaboración y propósito son, para Antonio González, las anclas necesarias para este cambio.
Es el trabajo, estúpido
Cualquier iniciativa empresarial, más allá del noble fin que persiga, debe ser rentable. Y para recordar la importancia de la rentabilidad, Antonio González recordó la célebre frase utilizada en la campaña electoral de Bill Clinton contra George H.W. Bush en 1992: “Es la economía, estúpido”. Y sí; la rentabilidad y la economía también son aspectos importantes en coworking. ¿Quién quiere entregarse a un proyecto que además de quebrar su cabeza quiebre su cuenta bancaria? No obstante, eso no implica que deban repetirse viejos patrones. Por otro lado, la nueva perspectiva que ha traído este nuevo modelo de negocio en lo que a relaciones laborales se refiere también puede tener un impacto en la economía y en la sociedad. En este sentido, Antonio González señaló la importancia de la economía colaborativa, un modelo económico vinculado al coworking, y que supone un cambio social y económico, al plantear nuevos hábitos de consumo.
Además, históricamente, hay otro ámbito que ha determinado cambios al menos tan notables como el económico y que está estrechamente relacionado con el coworking en su esencia: el mundo del trabajo. Es nuestra forma de trabajar la que tradicionalmente ha influido, de una manera determinante, en nuestro estilo de vida: por lo tanto, los cambios acaecidos en este ámbito marcan también una transformación social.
Cuando cambia el trabajo cambia nuestra vida. ¿Tiene el coworking como movimiento una fuerza capaz de generar una transformación social? Por supuesto. ¿Y dónde versa su fuerza revolucionaria? En los valores que representa y que, usados convenientemente, constituyen verdaderas herramientas transformadoras de los procesos de trabajo: flexibilidad, diversidad, conexión y, sobre todo, experiencia colectiva.
Antonio González incidión en los mensajes del manifiesto del coworking, que, tras señalar los retos para la evolución del trabajo en el futuro y plantear el coworking como una nueva fórmula de trabajar que puede dar respuesta a estos retos, establece un código de conducta para la comunidad del coworking. Sin duda, esta es una visión imprescindible para que el coworking cumpla con su función esencial: impactar a la sociedad y transformarla.
Creando comunidad: verdad y reto
Uno de los aspectos que más se repiten asociados al coworking por considerarse de más alto valor, es la creación de una comunidad. Las oportunidades una comunidad brinda a sus miembros son muchas, pero ¿se puede propiciar su creación desde los espacios? Por supuesto que sí. La atmósfera, el diseño, el ambiente... pueden y deben estar orientados a la creación y consolidación de una comunidad. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en los distintos centros de Impact Hub en Madrid, en lo que se ha seguido una hoja de ruta tan innovadora como sorprendente para ello. A partir de los ODS (Objetivos de desarrollo sostenible) de Naciones Unidas para 2030, se han personalizado los distintos espacios con dibujos evocadores de los mismos y frases motivadoras “Consumo y producción responsables”, en Impact Hub Piamonte, o “Ciudades y comunidades sostenibles”, en Impact Hub Alameda, por ejemplo, han servido de inspiración para crear las diferentes atmósferas de cada uno de ellos, que retratan los valores implícitos en estos objetivos de desarrollo, plenamente coincidentes con los de Impact Hub como marca, y con los del coworking como movimiento.
No obstante, no solo el espacio es determinante para crear comunidad, sino entender la naturaleza de ésta, diferenciándola de forma tajante de la experiencia cliente. Y es que una experiencia compartida no generará una comunidad: es imprescindible que exista además un sentido de pertenencia al grupo y un propósito compartido. Son estas coordenadas las que los espacios de coworking deben seguir al dibujar su hoja de ruta para crear comunidad, que es una forma de generar impacto. Solo así dotarán de valor a sus marcas y serán perfectamente honestos a la hora de ofrecer ese “plus” al coworker y a la sociedad: un valor añadido clave si quieren representar ese nuevo paradigma inherente a su vocación. Y para que el coworking resulte ese medio de transformación masiva que está llamado a ser.