Ser pionero en un sector plantea tanto retos como oportunidades: especialmente cuando nuestra iniciativa se enmarca en un sector de actividad recién nacido. Un ejemplo de esto lo constituye la historia Republikken: el primer centro de coworking abierto en Copenhague.
En el año 2005, la situación en la capital danesa planteaba pros y contras para un proyecto de coworking. Por un lado, la economía iba bien y había muchos profesionales creativos terminando su formación en aquella época.
Pero, por otro lado, había pocos freelancers y no existía ningún otro centro de coworking, lo que planteaba además de una dificultad para captar miembros, la necesidad de “evangelizar” en relación a las ventajas de un entorno de trabajo colaborativo. La incursión de Republikken por lo tanto supuso una apuesta valiente y revolucionaria. En el recorrido de este centro de coworking, podemos establecer una serie de hitos que nos permiten conocer su historia de un vistazo:
- 2005: Año de apertura. Republikken se abre en Vesterbrogade, una de las áreas más vibrantes de Copenhague, situada en el corazón de la ciudad. El espacio se concibe como un proyecto ligado a los tradicionales valores de la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad, y acoge un total de 20 profesionales que constituyeron la comunidad inicial.
- 2007: Fase de Expansión. Amplían el espacio para oficinas y contemplan la organización de encuentros y conferencias.
- 2009: Crisis. Debido a la crisis económica en Dinamarca muchos profesionales independientes ven reducidos sus ingresos y dejan el espacio para trabajar en casa. Introducen entonces los puestos flexibles.
- 2009: FABLAB. Realizan una segunda ampliación con el lanzamiento de FABLAB, servicio a través del cual ofrecen servicios de comida para conferencias y eventos. Además, también incluyen comidas y cafés para los miembros de la comunidad.
- 2015: Segunda Crisis. La gestió ineficiente de Fablab y los servicios de restauración con los que pretendían mejorar su oferta hacen que pierda rentablidad el proyecto. Se ven en la situación de volver a enfocar su modelo de negocio para salvar el proyecto.
- 2019: el regreso. Enfocados de nuevo en el negocio, vuelven a remontar con más fuerza y determinación que nunca.
Historia de una comunidad
Uno de los valores de cualquier espacio de coworking versa en su comunidad. En su inicio, Republikken acogía principalmente a profesionales recién graduados en disciplinas creativas. Además, había poca diversidad de edad y escasas familias, lo que hacía que la comunidad no fuera todo lo heterogénea que hubieran deseado.
Para ampliarla, optan por incluir nuevas prestaciones y actividades, como servicio de comida, workshops o actividades sociales, cuyo objetivo era fomentar las interacciones entre los miembros de la comunidad. A los tipos de membresía fija y flexible, añaden la existencia de oficinas privadas, así como de salas de reuniones y conferencias. Además, ponen en marcha incubadoras en colaboración con algunas escuelas de creativos: iniciativas formativas dirigidas en principios a estudiantes, y orientadas a la captación de nuevos miembros profesionales.
Todas estas medidas orientadas a la consolidación de una comunidad de valor, han requerido un equipo de trabajo formado por personas especializadas en las distintas áreas. De ahí que hayan prestado especial atención a contar con una estructura organizativa eficiente.
2019: el futuro es ahora
Tras un recorrido con aciertos y errores, en Republikken han recuperado el foco principal de su proyecto: la consolidación de una comunidad de valor. Aunque siguen estando abiertos a la experimentación y la innovación para evolucionar y crecer, tienen claro que la columna vertebral de su modelo de negocio la constituyen los coworkers, junto con eventos y alquiler de salas de reuniones y conferencias. No obstante, su historia se está escribiendo en tiempo real.
* Texto basado en la presentación de Iván López Garrido, Comunity Manager de Republikken, en Coworking Spain Conference 2019.