Al abrir un espacio de coworking es importante tener en cuenta que la vocación con la que se cree jugará un papel fundamental a la hora de atraer a un perfil profesional determinado.
Por ello es importante valorar aspectos como el tipo de relación que se desea propiciar entre los miembros del espacio, hasta qué punto se quiere fomentar la creación de una comunidad más o menos flexible o qué uso se hará de las instalaciones.
Así, ofrecer un buen acceso a Internet o contar con una espacio “amable” y silencioso serán condiciones básicas para que el centro funcione. Entre las variables que muchos coworkers tienen en cuenta antes de elegir un centro u otro además de la ubicación, destaca la comodidad: iluminación adecuada, asientos confortables, mesas amplias y suficiente espacio libre para almacenar material que puedan necesitar serán factores a considerar.
Saturar un lugar de muebles que acojan puestos de trabajo con el fin de rentabilizar al máximo el espacio puede resultar contraproducente. Además, es recomendable disponer de alguna sala que sirva de sede para reuniones y en la que los coworkers puedan recibir a sus clientes u organizar sesiones de trabajo con ellos. Generalmente profesional que elige un espacio desea contar con una gran batería de servicios, para así ofrecer a los clientes una imagen potente de su “marca”, imagen en la que necesariamente influye el lugar físico en el que desarrolla su actividad.
Otra premisa determinante es decidir si el espacio se pondrá a disposición de organizaciones, agencias y/o marcas para la organización de eventos. En el caso de que así sea, es fundamental comprobar que las instalaciones satisfacen todas las necesidades técnicas para acoger presentaciones de este tipo.
Por otro lado es importante que los coworkers sean conscientes de que desarrollarán su actividad en un espacio en el que seguramente las sinergias se prioricen por encima de la aparente comodidad de contar con un puesto de trabajo fijo. Si se opta por este modelo es menester contar con mesas adicionales para reubicar a las coworkers o, de no ser así, pensar un plan B para que puedan seguir su actividad sin interrupciones en el horario en el que se celebre el evento.
Por último, no podemos olvidar que la identidad del espacio de coworking estará definida por las personas que allí trabajen: atraer a los profesionales con los que se quiera contar para crear una red de colaboración determinada es la clave para que este sea el espacio sea el que sus gestores imaginaron cuando decidieron abrirlo.