¿Eres de los que se despierta a las 6 de la mañana para comenzar a trabajar a las 7? ¿O eres de los que prefiere explotar su rendimiento hasta las tantas de la madrugada? ¿Con qué horario se rinde mejor? Seguro que este debate ya lo has tenido alguna vez. Sin embargo, en ConetWorking apostamos por ambas opciones, porque ambas tienen su lado positivo. Te contamos cuáles:
Por la mañana
Si eres de los que se levanta antes de que comience el día propiamente dicho, probablemente seas más productivo. Ya lo decía el polifacético Benjamin Franklin, que igual inventaba el pararrayos que determinaba la política norteamericana del siglo XVIII: “Acostarse temprano y levantarse temprano hace a un hombre saludable, rico y sabio”.
En 2012, el investigador de la Universidad de Pedagogía de Heidelberg (Alemania) Christoph Randler, publicó un estudio en el que se concluía que las personas madrugadoras son más proactivas… y felices.
Asimismo, numerosas personas exitosas reconocían pertenecer al club de los matutinos, como la política Margaret Thathcher (se levantaba todos los días a las 5 de la mañana), el escritor Vladimir Nabokov (decía despertarse entre las 6:30 o 7 de la mañana), o el mismo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, que aunque reconoce que se acuesta tarde, está decidido a llegar todos los días a su despacho antes de las 8.30 de la mañana.
Si además te das una ducha para despejarte todo cobra más sentido, ya que el bienestar de una buena ducha matutina produce dopamina, una hormona relacionada con la función motora del organismo.
Por la noche
Si eres de los que se activan por la noche, seguramente poseas un alto nivel intelectual y sobre todo, tengas una gran creatividad.
Para explicarlo, existen teorías como la del ‘sueño segmentado’, que expone que los antiguos humanos dormían en una noche dos veces: se acostaban temprano, después de que se hubiera ido el sol y se despertaban tres o cuatro horas más tarde, para dedicarse durante un rato a rezos o rituales religiosos, leer, escribir o a encuentros amorosos, para después volverse a acostar, esta vez ya sí, hasta el amanecer. Los estudiosos que trabajan con esta teoría sostienen que esta costumbre desapareció con la invención de la luz eléctrica.
Además, investigadores en Psicología estadounidenses dedicaron un estudio a cómo afecta el horario en que se desarrollan las tareas. Confirmaron, entre otras cosas, que por la noche, al tener sueño se desinhibe o se relaja la corteza prefrontal, la encargada de establecer una especie de ‘tamiz crítico’ que en ocasiones frena las ideas más originales.
Así, no es de extrañar que las grandes mentes creadoras de todos los tiempos tuvieran unos horarios de sueño que pueden parecer extraños: Leonardo da Vinci y Thomas Edison investigaban por las noches y lo compensaban con largas siestas durante el día y uno de los grandes políticos del siglo XX, Winston Churchill, generalmente se iba a dormir a las 3 de la mañana. También el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright (autor de por ejemplo, la Casa de la Cascada), se dedicaba a diseñar cerca de las cuatro de la madrugada.
Como habéis comprobado, es imposible decantarse por un horario u otro, todos tienen algo bueno para alcanzar tu meta laboral final. Seas creativo, más analítico, seas un ave nocturna o un madrugador, nuestra sala de coworking está disponible las 24 horas… para que salgas y entres cuando quieras.