19/5/2012

Visión Global, Impacto Local

By coworkingspain

Ponentes

  • Anni Roolf.
  • Ali Ganjavian.
  • Max Oliva.

Moderador

  • Jullia López Varela.
  •  

 

Concebir un espacio de coworking, aún tratándose de un tipo de iniciativa que surge de forma local, conlleva una gran amplitud de miras. Quizá sea ésta la causa por la que esta tendencia parece apuntar, por su propia naturaleza y aunque parta de proyectos locales, a la internacionalización. Y es que cada vez son más las iniciativas de este tipo que parecen ir más allá de sus entornos físicos para cruzar fronteras y continentes. Sobre esta dimensión del fenómeno giró la cuarta mesa del día que contó con Anni Roolf, fundadora de la Jellyweek (evento global de coworking que se organiza anualmente la 3ra semana de enero), Ali Ganjavian, Cofundador de Studio Banana, Studio Banana TV, Studio Banana Cursos y Studio Banana Producciones y Max Oliva, Co-fundador y Director de Hub Madrid. La moderadora en esta ocasión fue Julia López Varela , coordinadora del HUB Madrid y colabora en el proyecto HUB ART junto con Jimena Peña para impulsar las artes y la cultura en el entorno del emprendimiento social

Un claro ejemplo de internacionalización del coworking es la Jelly Week: evento global de coworking creado por Anni Roolf, que se organiza anualmente la tercera semana de enero con el objetivo de conectar numerosas redes y crear un hito en la comunidad global. Desde el punto de vista de Anni Roolf un fenómeno de este tipo fomenta muchos canales de colaboración. En su última edición reunió a 223 participantes de 24 países. Y muchos de ellos han continuado en contacto después de la Jelly: “Eso es lo importante: no se trata de un evento estático, se trata de algo innovador” explicaba. Pensar hacia delante, elaborar una red global, traspasar los límites… son los aspectos que marcan el espíritu de la Jelly Week, cuya evolución ha sido espectacular y decisiva. El resultado, inmensamente satisfactorio: sobre todo para alguien como Anni, que centra su trabajo especialmente en la acción internacional dentro del mundo del coworking, al que no llegó por casualidad: “Siempre tuve interés en el fenómeno, y de hecho una de mis primeras aproximaciones fue en el plano teórico, al escribir en 2005 el Manifesto coLabor” expecificó al narrar sus inicios en entornos colaborativos. 

Y quizá no sea la historia de Banana una historia casual, pero a su cofundador, Ali Ganjavian sí le gusta contar que el proyecto surgió de forma inesperada: “La creatividad surge repentinamente, de la misma forma que dos personas se encuentran casualmente en un pasillo y… algo pasa” afirmaba recordando el punto del que partió Banana, un espacio ubicado en la calle Plátano, en Madrid, integrado por profesionales de diversas disciplinas: diseñadores, arquitectos, artistas, ilustradores…. Aludiendo al plano “internacional” del proyecto, Ali destacó el hecho de que en Studio Banana haya gente de distintos países, ya que esa mezcla de alguna forma dota de un carácter internacional a los distintos proyectos que pueden ponerse en marcha. “En un espacio de coworking lo más importante es el intercambio de conocimiento. Las personas que están dentro del estudio son el Estudio banana”, explicó. Ese intercambio de conocimiento exige proximidad, una cercanía que posibilite cierta contaminación de unas disciplinas a otras, algo que fomenta el propio estudio a través de la organización de conferencias y actividades. Además, como parte de este intercambio necesario desde Banana se ha fomentado la formación desde un punto de vista de intercambio de contenido: la estructura no es de maestro a alumno, sino de profesional a profesional. En cuanto al impacto global, Ali señaló que en coworking no exige internacionalización física: “Igual que al hablar de espacio no hablamos del sitio físico, sino de las tendencias colaborativas que se dan, cuando hablamos de impacto global no hablamos de presencia física en distintos países, sino de lograr que lo que pase en un sitio local trascienda más allá de las fronteras”. Una de las acciones que llevaron a cabo en este sentido, fue la creación de Banana televisión, por ejemplo. No obstante, para Ali es difícil actuar localmente y no hacerlo globalmente. “Si trabajamos con alguien de otro país es complicado que no tenga seguidores allí; por lo tanto el impacto de algo que hagamos con él será global”. En cualquier caso los entornos colaborativos fomentan una nueva forma de pensar: en un primer momento debes decidir qué quieres hacer y luego ya detectar cómo hacerlo. En este sentido, lo primero es pensar qué que quieres hacer y luego evaluar la sostenibilidad del negocio y cómo hacerlo rentable.

Max Oliva destacó que el nuevo milenio a traído nuevas fórmulas de trabajo, compartiendo el punto de vista que se da en general en el mundo del coworking, en el que se considera poco recomendable buscar sólo la satisfacción económica: “El objetivo es reinventar el concepto de negocio y buscar algo más que ganar dinero. Esa nueva mentalidad es lo que puede llegar a generar grandes cambios”, puntualizó. En este sentido la humanidad es el punto de partida: debes preguntarte por qué quieres hacer algo, y a continuación surgirán el quién y el cómo. Y son esas preguntas las que traerán a las personas adecuadas a nuestro proyecto, lo que resulta crucial para el éxito. “La gente normal cuando se une puede crear proyectos extraordinarios”, comentó. También señaló la necesidad de crear herramientas adecuadas y con el espacio oportuno para fomentar la creación de una comunidad. Así en Madrid Hub tienen una comunidad de más de 300 miembros y fomentan la interacción también a través de herramientas sociales particulares, como es el caso de Hubnet.  Existe un movimiento, sólo que surge desde abajo, de forma autónoma. Ya no hay una cabeza que obliga a cada elemento a hacer algo, lo hacen autónomamente y siempre desde la colaboración. En este sentido la proactividad surge como un valor en alza: “Nadie va a venir a decirte lo que tienes que hacer en un entrono de este tipo”, puntualizó.