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¿Pueden funcionar los centros de coworking como aceleradores empresariales? ¿Qué colaboración existe o puede darse entre los espacios de trabajo colaborativos con las starts ups? Lo cierto es que ante los nuevos paradigmas sociales y empresariales la relación entre estos dos ámbitos es cada vez más estrecha y habitual, algo que pudimos comprobar en la segunda mesa de Coworking Spain Conference 2014. Ante los casos que expusieron tres emprendedores ligados al coworking y tendencias colaborativas. Alex Barrera (Chief WOWness Officer en Press42.com, cofundador y editor asociado en tech.eu y cofundador de Tetuan Valley), Raúl del Pozo (Socio fundador de Cink Emprende, aceleradora de empresas), y Carmen Crespo (gerente de la asociación Joves Empresaris de Balears en Menorca), fueron los encargados de debatir en esta segunda mesa, moderada por Rafael Moreno (fundador y editor de Zona Coworking).
La relación de Alex Barrera con el mundo del coworking no respondió a un plan premeditado. Recuerda como en su oficina tenían espacio libre así que decidieron dejar a diferentes profesionales usar el espacio que ellos no aprovechaban. Para su sorpresa, el interés iba creciendo, y solían derivar a muchos de los autónomos y emprendedores que llegaban a sus oficinas al estudio Banana (centro de coworking). Aquella experiencia sin duda les influyó, de manera que cuando tuvieron su aceleradora de starts ups Tetuan Valley en un espacio más amplio dejaron espacio de coworking, lo que de alguna forma les ayudaba a promover que start ups y profesionales autónomos interactuasen en ese entorno. Las personas que allí se reunían buscaban información de valor añadido. Organizaban charlas y mesas redondas lo que atraía a profesionales que querían saber como poner un proyecto en marcha o apostar por un determinado producto. El objetivo que tenían no era invertir, pues pronto se habían dado cuenta de que lucrarse con una start up era complicado, sino fomentar la creación de start ups.
Y es que para este joven iniciador aventurarse a fundar una start up conlleva complicaciones y duros retos, además de un nivel extremo de trabajo asociado. "Es importante entender que una start up no es un negocio: tiene otro ADN, exige otro tipo de actitud y compromiso". De lo que no parece tener duda es del valor que las tendencias colaborativas, propiciadas por el coworking, pueden aportar a este tipo de iniciativas.
Raúl del Pozo montó su primera empresa muy joven, concretamente en el año 98, y estuvo con ella hasta 2011. Finalizada esta etapa, y a la búsqueda de inspiración para nuevos proyectos, pronto se dio cuenta de que todas aquellas personas que conocía que querían montar su propia empresa le preguntaban y confiaban en él. "De alguna forma, antes de Cink Emprende, ya estaba realizando ese trabajo para las personas de confianza", narraba. Consciente de que era una necesidad creciente y una oportunidad de negocio, y sobre todo, apasionado por esa labor de colaborar y asesorar, lanzó su la aceleradora de empresas Cink emprende. El objetivo del proyecto es brindar un servicio que pueda cubrir todas las necesidades de las empresas en sus inicios. Y para ello, ofrece un espacio de coworking en el que los emprendedores pueden adquirir metodologías que les servirán en sus proyectos. En cuanto al espacio, recomienda tener una zona de incubadores de empresas y otra de despachos para tener un ciclo de vida del cliente de 4 o 5 años, pues lo normal es que empiecen en la zona colaborativa y luego pidan un despacho aparte. Otro servicio de valor son los programas de mentoring que ofrece Cink Emprende. Para ello cuentan con 5 personas en plantilla que pueden ser mentores principales de determinados proyectos. El empresario dice qué desea conseguir y de esa forma se define un plan de trabajo. Actualmente en su espacio conviven alrededor de 35 empresas; algunas empezando y otras ya en funcionamiento, con equipos de 6 o 7 profesionales. Su objetivo no es sólo de negocio, sino también formar a profesionales que quieran fundar sus propias compañías y crear una cultura empresarial mediante la colaboración y la interacción.
En la aparición del espacio de Joves Empresaris de Balears en Menorca el azar también tuvo que ver, junto al empuje de Carmen Crespo, gerente de la asociación y comprometida con el apoyo a emprendedores jóvenes que quieran montar su empresa. El proyecto inicial estaba orientado a la creación de un espacio dedicado al intercambio de conocimiento y en el se fomentara la sinergia entre emprendedores. Sin embargo, al llegar la crisis, el proyecto se congeló, lo que no significó su desaparición. "Pensamos, ¿lo importante es el dinero o que haya gente que lo mueva?" Optaron por la segunda premisa: con determinación y gracias al apoyo de un mecenas que invirtió y aportó naves vacías disponibles, los miembros de la asociación decidieron aprovechar la oportunidad y lanzarse a la aventura.
La distribución de este espacio de la asociación sigue un modelo combinado: espacios compartidos y despachos privados permiten acoger a todo tipo de perfiles y proyectos. "Generalmente la gente empieza en las zonas de coworking para dar forma a sus proyectos desde la colaboración y la interacción. Cuando avanzan y sus proyectos están más definidos, suelen trasladarse a los despachos" explicaba Carmen. Además de jóvenes emprendedores y autónomos que desarrollan su labor en el espacio, tienen socios que usan como punto de encuentro la asociación. ¿Su objetivo? Que sea un centro empresarial y de coworking, y la gente se acostumbre a acudir para participar en las actividades de networking. Les gustaría que en su espacio se acostumbrasen a compartir, a frenar ese impulso "tengo una idea maravillosa y no quiero que me la copien" para fomentar en su lugar el pensamiento colaborativo: la nueva forma de pensar del emprendedor del S. XXI.