29/5/2014

Mesa 3: Errores más comunes en el Coworking

By coworkingspain

La corriente Coworking cobra fuerza y atrae cada vez a más personas. Es habitual que emprendedores o profesionales con una vocación colaborativa se lancen a abrir su propio espacio. Sin embargo la apertura de uno de estos centros no debería ser un acto impulsivo, sino responder a un detallado plan de negocio. En este sentido, conocer la vivencias de otros gestores puede sernos de utilidad para estar preparados ante los contratiempos más frecuentes al abrir un centro de Coworking. Moderada por Carlos Almansa, (Cofundador de Néxudus Spaces), la tercera mesa de Coworking Spain Conference 2014 contó con Jesús de Villadóniga (cofundador de La Industrial), Oskar García Kerejazu (gestor de Co.lab Bilbao) y Lola Gutiérrez (gestora y fundadora de GoWorking). La conversación entre los ponentes estuvo dedicada a revisar algunos de los errores más frecuentes al afrontar la gestión de un espacio de Coworking desde sus respectivas experiencias.
Las motivaciones para abrir un espacio son diversas, pero la ilusión y el empuje ha de ser un necesario denominador común, como lo ha sido en las tres historias que protagonizaron la mesa.
Y fueron las ganas de reinventarse a través de un nuevo proyecto las que inspiraron y animaron a Jesús de Villadónica, a interesarse por las corrientes colaborativas y el mundo del Coworking. Él y sus socios decidieron buscar un espacio en el que fuese posible configurar un ecosistema orientado a unir a gente con las mismas inquietudes: así nació La Industrial, en el barrio madrileño de Malasaña.
En el caso de Oskar Kerejazu, fue el Coworking el que le descubrió. Su primer proyecto surgió desde una reunión de 6 personas que, dedicándose a la misma actividad y trabajando de forma externa, solicitaron al Ayuntamiento un espacio en para reunirse y trabajar. Aunque cada uno llevaba proyectos distintos, convivir en el espacio les permitía intercambiar puntos de vista, intercambiar experiencias y colaborar. Así fue como se gestó su primer centro de Coworking al que llamaron "Coworking, un sin vivir" y que no llegó a buen término, aunque sí le permitió aprender sobre esta corriente. Hoy en día gestiona Co.lab Bilbao, situado en la ciudad vasca y en que además de ser un espacio de trabajo, constituye un entorno perfecto para la organización de actividades divulgativas, formativas y profesionales.
El punto de partida GoWorking, fue fruto de una corazonada (y mucha pasión) de Lola Gutiérrez. Tras asistir a la primera Coworking Spain Conference, esta fotógrafa profesional freelance salió contagiada del espíritu colaborativo. Su ilusión fue el motor de la puesta en marcha de su espacio; de hecho explica que no hizo el oportuno estudio de mercado previo, ni siguió una estrategia de negocio, como sin embargo recomienda trazar. Simplemente, una vez que encontró un lugar adecuado (en la céntrica calle de Madrid Alberto Aguilera) y tuvo lo básico para instalarse, probó a colgar un cartel poniendo “espacio de Coworking”. Esa mima tarde recibió una llamada y enseñó el espacio vacío a los miembros de una start up que decidieron ser sus primeros coworkers. Se iniciaba así una carrera contrarreloj para constituir la comunidad que había anunciado a sus clientes: trabajo extremo y un férreo compromiso con su proyecto la ayudarían a conseguirlo.
Política de precios y servicios: ¿qué es lo más conveniente?
En la primera fase del negocio, la política de precios y el tipo de servicios a ofrecer constituye una de las decisiones más complicadas para los gestores.
En el centro La Industrial han apostado por combinar tarifas fijas con tarifas flexibles, además de fomentar y crear diversas actividades como la impartición de talleres y cursos, dado que cuentan con un espacio polivalente situado en el corazón del barrio madrileño de Malasaña. Los fundadores sí hicieron antes de abrir el espacio un estudio de mercado para conocer los precios de otros centros próximos y no hacer competencia desleal.
 Lola Gutierrez, por su parte, ha probado distintas fórmulas en GoWorking hasta dar con el precio adecuado. "Creo que fijarte en otros espacios no sirve porque no ofrecen lo mismo que tú", afirma. Su aprendizaje se ha basado en probar, equivocarse y rectificar, y no sólo en cuanto al precio, sino en cuanto a la oferta de servicios: "Al principio empecé incluyendo puestos flexibles y fijos, y también ofreciendo el espacio para eventos, pero a medida que el proyecto iba avanzando tuve que simplificar", explicó.  Hoy todo lo que tienen en el espacio son puestos fijos.
Oskar  Kerejazu  ha combinado el centro de Coworking con la organización de eventos y talleres: "Los talleres no sólo permiten llegar a perfiles que pueden ser interesantes para el centro, sino que también ayudan a darse a conocer, ya que por su contenido pueden tener repercusión mediática", explica. Por esta razón, recomienda contar con un espacio que permita además de alquilar la estancia en sí, organizar actividades y cursos. "Contamos con una sala polivalente de unos 120 metros cuadrados en la que caben 50 personas sentadas y unas 100 de piel, y está equipada con audio para eventos que tengan esas necesidades, por ejemplo".  En cuanto a los puestos y precios, en Co.lab Bilabo ofrecen diferentes posibilidades para los coworkers: puestos permanentes, media jornada (mañana /tarde) o packs (5 días o 1 día), por ejemplo.
Generando comunidad en el entorno físico apropiado
Otro de los retos que más problemas plantea en un inicio y que constituye un valor fundamental de todo centro es la creación de comunidad: para generarla y sobre todo consolidarla es necesario llevar a cabo diversas actividades y utilizar distintas herramientas. Una a tener en cuenta es el uso apropiado de las redes sociales: éstas no sólo sirven para reforzar los lazos entre los miembros, sino para captar nuevos perfiles y mantener la relación con antiguos miembros, lo que se traduce en una comunidad mucho más fuerte.  La selección de coworkers también es importante, si bien no es necesario que los perfiles profesionales estén directamente relacionados, sino más bien que el gestor del espacio actúe como un verdadero conector, sabiendo a qué se dedica cada uno para conectarlos.
Por último, no se debe desestimar la importancia del mobiliario, es necesario optar por mesas y sillas que resulten cómodos y propicien un ambiente funcional y atractivo de trabajo. Tal y como explica Jesús de Villadónica de La Industrial "Los centros son los lugares de trabajo de los coworkers; deben ser sitios en los que se sientan cómodos no sólo trabajando, también recibiendo a sus clientes. Este es un aspecto crucial para ellos". Por ejemplo, en el caso de que se organicen eventos, sería necesario optar por un mobiliario fácilmente desmontables. Además, también debe valorarse la posibilidad de incluir taquillas, sobre todo por los posibles problemas de seguridad. Y es que siendo transitados como son estos espacios, garantizar una "tranquilidad" a los profesionales que desarrollan su actividad en ellos es esencial, especialmente en centros en los que se organizan muchas actividades abiertas al público y no es posible controlar entradas y salidas. Instalar cámaras de seguridad es una opción que ciertos espacios contemplan, si bien hay que tener en cuenta que muchos coworkers no se sienten cómodos ante la posibilidad de ser grabados.
Si bien no existe el manual perfecto para crear un centro de Coworking, los errores frecuentes suelen ser comunes en muchos casos: la experiencia de otros gestores es de gran utilidad para estar preparados ante los posibles problemas asociados a la puesta en marcha de uno de estos proyectos.